Pierre Bourdieu en Mentopolis
Pierre Bourdieu fue uno de los pensadores críticos más brillantes e influyentes de los últimos 30 años del siglo XX. Su trayectoria y su obra recuerdan -aunque él lo haya rechazado en vida- la producción de intelectuales franceses como Jean-Paul Sartre o Michel Foucault.
Hace 35 años que Pierre Bourdieu publicó su primer trabajo sobre los estudiantes y la cultura. Desde entonces, convencido de que la sociología ayuda a explicar el mundo, produjo una impresionante obra teórica y práctica, al tiempo que se involucró en todo tipo de luchas sociales a favor de la justicia. Aunque su libro Distinción. Una crítica social del gusto haya sido escogida por la Asociación Internacional de Sociología como una de las 10 obras más importantes de sociología en el siglo XX, otros trabajos suyos, como el del oficio del sociólogo, han gozado de gran popularidad.
Distanciado de la izquierda clásica y del marxismo neanderthal, el arsenal teórico que produjo, en mucho alimentado por multitud de estudios empíricos y por la imaginación, tiene enorme actualidad. Su crítica al fatalismo economicista y a la restauración neoconservadora, su diagnóstico de la mundialización no como una fatalidad económica sino como una política consciente y deliberada, su exhorto a restaurar la política más allá de los marcos nacionales, su reivindicador llamado -siguiendo a Ernest Bloch- de una utopía razonada, son herramientas indispensables en la reconstrucción de la izquierda.
Según Bourdieu, para ser sociólogo se requieren tres características imprescindibles: modestia, trabajo y simpatía por la gente. Ninguna de ellas fue ajena a él.
Sólo cabe esperar que su muerte permita difundir mas ampliamente su obra en nuestro país -pienso, por ejemplo, en el poco impacto que tuvo su diálogo con Günter Grass a comienzos de 1999 sobre la nueva gama de discursos necesarios para enfrentar la globalización neoliberal- más allá de los circuitos en los que tradicionalmente ha estado confinada. Que la difundan a un sector mas amplio de gente pensante, que desafortunadamente no tuvo ni tiene oportunidad de acudir a esos historicos encuentros y foros de intelectuales de tan alto nivel.
Hace 35 años que Pierre Bourdieu publicó su primer trabajo sobre los estudiantes y la cultura. Desde entonces, convencido de que la sociología ayuda a explicar el mundo, produjo una impresionante obra teórica y práctica, al tiempo que se involucró en todo tipo de luchas sociales a favor de la justicia. Aunque su libro Distinción. Una crítica social del gusto haya sido escogida por la Asociación Internacional de Sociología como una de las 10 obras más importantes de sociología en el siglo XX, otros trabajos suyos, como el del oficio del sociólogo, han gozado de gran popularidad.
Distanciado de la izquierda clásica y del marxismo neanderthal, el arsenal teórico que produjo, en mucho alimentado por multitud de estudios empíricos y por la imaginación, tiene enorme actualidad. Su crítica al fatalismo economicista y a la restauración neoconservadora, su diagnóstico de la mundialización no como una fatalidad económica sino como una política consciente y deliberada, su exhorto a restaurar la política más allá de los marcos nacionales, su reivindicador llamado -siguiendo a Ernest Bloch- de una utopía razonada, son herramientas indispensables en la reconstrucción de la izquierda.
Según Bourdieu, para ser sociólogo se requieren tres características imprescindibles: modestia, trabajo y simpatía por la gente. Ninguna de ellas fue ajena a él.
Sólo cabe esperar que su muerte permita difundir mas ampliamente su obra en nuestro país -pienso, por ejemplo, en el poco impacto que tuvo su diálogo con Günter Grass a comienzos de 1999 sobre la nueva gama de discursos necesarios para enfrentar la globalización neoliberal- más allá de los circuitos en los que tradicionalmente ha estado confinada. Que la difundan a un sector mas amplio de gente pensante, que desafortunadamente no tuvo ni tiene oportunidad de acudir a esos historicos encuentros y foros de intelectuales de tan alto nivel.
Escrito por Lamaga para Mentopolis
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